Jugar a videojuegos es bueno

Siempre me han dicho que jugar a videojuegos es una pérdida de tiempo.
Que no sirve para nada. Que te vuelve más vago, más distraído, más antisocial.

Y durante mucho tiempo me lo creí.

Pero mirando atrás, me doy cuenta de que todo aquello que parecía “una fase friki” terminó siendo una de las etapas que más me ha aportado.

Cuando era más joven, podía pasar horas delante del ordenador jugando a Minecraft, League of Legends o cualquier otro juego que me obsesionara.

Desde fuera parecía que simplemente estaba perdiendo el tiempo.
Pero por dentro estaba entrenando sin darme cuenta:

• Aprendí a aislarme sin problema, sin sentir ansiedad.

• A mantener el foco durante horas.

• A disfrutar de estar delante del ordenador, resolviendo cosas.

• A colaborar en equipo, tomar decisiones bajo presión, entender sistemas complejos.

También mejoré mi inglés, me acostumbré a buscar soluciones por mi cuenta, y desarrollé una forma de pensar muy útil para construir, analizar y optimizar cosas.

Durante años pensé que ser friki era algo que debía esconder.
Que obsesionarse tanto con algo era una debilidad.

Ahora tengo claro que es justo lo contrario.

Ser friki en lo tuyo —profundizar al máximo en un tema, en una habilidad, en una idea— es una de las pocas maneras reales de diferenciarte.

Y no se trata de videojuegos. Se trata de encontrar eso que te atrapa.
Esa actividad que puedes hacer durante horas, que te da foco, que te empuja a mejorar.

Hoy ya no juego. Hace años que dejé esa etapa atrás.
Pero las habilidades que desarrollé en ese momento siguen conmigo. Y marcan la diferencia cada día.

Ahora se puede decir que juego cada día con mi empresa.

Con esto no te estoy diciendo que te pases el día jugando a videojuegos.
Pero sí te animo a que te vuelvas muy friki en lo tuyo.

En este vídeo te explico mejor cómo lo viví y por qué creo que ha marcado una diferencia enorme:

VER VÍDEO

Un abrazo,

Raul