La ansiedad que daban mis clientes

11 de octubre de 2020.
Notificación de WhatsApp.

Era un cliente estresado porque las campañas no funcionaban.
Lo curioso es que las campañas se habían lanzado hacía exactamente 1 hora y 37 minutos.

En ese momento, no me sorprendió. Lo que sentí fue lo habitual en esa época: tensión, frustración y una ansiedad absurda por tener que justificar que había que darle más tiempo a las campañas.

Tenía varios clientes así. Clientes que pagaban poco, exigían mucho y desconfiaban de todo.

Durante un tiempo pensé que eso era parte del proceso.
Que primero venían los “clientes complicados” y que, con suerte, más adelante llegarían los buenos.

Pero lo que aprendí es que no se trata de suerte.
Se trata de algo más.

Se trata de cómo posicionas lo que haces. De cómo te explicas ante el mercado. De qué toleras, y qué decides dejar de hacer aunque te dé miedo perder un cliente.

Con el tiempo entendí que los buenos clientes no llegan cuando “te toca”.
Llegan cuando tú cambias.
Cuando dejas de vender “lo que haga falta” y empiezas a marcar tú la forma de trabajar.

Ten esto en cuenta para tu agencia:
no necesitas más caos, ni más volumen. Necesitas claridad, estructura y convicción en cómo haces las cosas.

Raul

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